En busca de un psicólogo que cure la depresión, el trastorno del siglo XXI
Córdoba, 20 feb (EFE).- Las consultas psicológicas están experimentado un aumento de personas que, ante los problemas económicos y emocionales agravados por la crisis, acuden en busca de optimismo, confianza y estabilidad, mientras que los expertos advierten de que la depresión será la principal enfermedad en 2020.
Tristeza intensa, pesimismo ante la vida, pérdida de interés por la mayoría de las cosas que antes interesaban al individuo, desmotivación, falta de deseo sexual, lentitud motora para pensar o el suicido en el peor de los casos, son algunos de los síntomas de los que ha alertado a EFE el catedrático de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, José Antonio Carrobles, que ha participado en unas jornadas sobre esta materia en Doña Mencía (Córdoba).
Y es que todo parece apuntar a que los expertos no dan abasto y han incrementado el número de pacientes que acuden a sus consultas para tratar de encontrar una solución a un trastorno que, según los psicólogos, ya afecta al 10 por ciento de la población mundial y al 7,5 de los españoles.
Sin olvidar que este problema perjudica a más mujeres que hombres, Carrobles ha asegurado que el desempleo y la crisis producen trastornos depresivos, ya que aunque es pronto para vaticinar la repercusión de esta situación dificultosa, "en estos tiempos la gente necesita más atención psicológica, aunque no tenga dinero para pagar tratamientos en clínicas especializadas".
Carrobles, que también se muestra preocupado por el incremento de la depresión en la población juvenil, ha opinado que "las pautas educativas son muy deficientes".
"No les hemos enseñado bien y no saben afrontar los problemas", apostilla este profesor, aunque reconoce que la depresión afecta mucho más a las personas mayores, y de forma destacada a partir de los 65 años.
En la actualidad, la depresión está considerada como el quinto problema sanitario del mundo, aunque en diez años, los expertos creen que ocupará el segundo en el ránking.
Esto lo atribuyen a las múltiples experiencias estresantes que padece el ser humano del siglo XXI, y especialmente, a la complejidad de hacer frente a las diferentes pérdidas que sufre no sólo en el ámbito económico sino también en el afectivo.
En cualquier caso, la depresión no entiende de ricos o pobres, y como ha sostenido Carrobles, "tener dinero no garantiza no tener depresión", en ocasiones, -ha continuado- "las clases bajas tienen más apoyo y cohesión social que las altas, las familias que cuidan más de sus miembros y fomentan valores como el cariño, la comprensión, el amor y la confianza son más propensas a librase de este trastorno".
Así, el experto de la Universidad madrileña ha destacado que "no existe una relación entre el nivel económico y la incidencia de la enfermedad".
Porque las soluciones van parejas al crecimiento de los problemas, Carrobles ha concluido que existen bastantes recursos como los programas terapéuticos, la mejora de los fármacos y la atención psicológica que alivian estos problemas y enseñan al paciente estrategias estables para que no vuelvan a deprimirse.
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